Ahora, recuperado ya del aturdimiento sicosocial que produjo
en mi la lectura de Tlon Uqbar, intento
descifrar el autor modelo que esta detrás de este magnifico cuento y un posible
lector modelo en base a lo que nuestro infaltable amigo Eco dispone y según los
mandatos de Sir Alex Lambarry.
El texto en Tlon ya de por si exhala erudición (un ejemplo
es el titulo que nos llega como batacazo) y un grado de conocimiento previo
bastante amplio (ni tanto, a lo mucho un poco), pues el enganche inicial “la copula
y los espejos son abominables por ser multiplicadores de hombres” presenta una
cuestión filosófica de primer grado… ¿acaso nuestro autor modelo era enemigo de
la progresiva reproducción humana? He aquí
una primera interrogante que forzosamente nos invita a la cuestión.
Ahora, se habla sobre una enciclopedia
tomada como copia infiel de otra enciclopedia (suena polígamo pero así
es), fundamento este de lo que se narra, necesariamente nuestro autor nos
solicita el conocimiento de esa enciclopedia y el segundo enganche de la
lectura se desvela: una enciclopedia de renombre que no menciona la ubicación o
información mas precisa sobre Uqbar… estamos ante algo falseado o
pretendidamente ficcional pues la historia es contada desde la mirada de un
narrador que vivió (o vive materialmente) la situación.
Si nos posicionamos en la ausencia de autor (ya se sabe que este se encuentra muerto y
enterrado) implica una sensación de omisión al relato, una sensación de vacío
que nos lleva a lo profundo de la historia: estamos ya ante la descripción de
Tlon y su contexto. Nuestro maléfico autor modelo nos aplica un “shock”
imaginario y avanza sobre la narrativa del sitio, habla de política,
pensamiento, orden, comportamiento, ubicación, condición en Tlon. Y este autor solicita un grado de
imaginación a su lector mas allá de las limitantes ataduras del pensamiento
imaginativo convencional: la plena
visualización de un sitio fuera de la ubicación espacio-tiempo de lo real en el
plano de la irrealidad de una mente siniestra y retorcida (jaja si no fuera de
corte siniestro, seria un cuento como muchos otros) buscando una inserción de desvario en el razonamiento.
Nuestro autor modelo busca una reacción sicótica, una visita
al siquiatra o la posibilidad de expansión de la mente en base a relaciones de
conocimiento y proyección de partes oscuras de la imaginación no iluminadas (
¿el dark side of the moon?).
Si el autor proyecta un reto al instante imaginario que
proponga el lector, busca infligir en el, la necesidad de buscar ese manantial
de información del cual brota el deseo de imaginar, materializar lo inmaterial
y de rastrear la fuente informativa que le produce tal situación (llegados a este punto ese manantial es la
mente maestra de nuestro autor), una avalancha de relaciones intertextuales que
amplían (o necesariamente tendrán que ampliar) su baúl de conocimientos.
Infaltable la mención de la paradoja o acertijo enigmático,
mágico, místico de las monedas y lo sujetos X, Y, Z. Nuestro avispado autor
ahora introduce una efervescencia magistral a nuestra ya aturdida y vapuleada
imaginación (a estas alturas el riesgo de un infarto cerebral es mayúsculo
jajaja) a manera de enunciado que apela al juicio y la buena receptiva
intelectual del lector, con solo ese juego de palabras, la lectura se detiene
para observar y desentrañar el misterio de esa alocada y desquiciante
situación, el lector sufre y se desvela por hallarles el sentido (como que me
sabe a Don Quijote) pero falla y se detiene sobre el vaivén del desconcierto a
reflexionar (lo que a mi el sudoku o esos cubos de colores diabólicos).
Hasta aquí hemos procurado darle seguimiento a la pista
escurridiza de nuestro autor modelo, sujeto lleno de conocimiento (y trampillas
desde luego) bastante enriquecedor. No queda muy claro la estrategia Napoleón-Wellington
que ha utilizado para darle a la estructura del texto el momento en el que
busca la victoria del adversario: el lector depositario de su contenido (
palabras de Humberto).
Toca el turno del lector modelo, el destinatario que tiene
como finalidad y protagonismo llevar al máximo el potencial que se puede
desarrollar según el contenido del texto (obra subversiva de nuestro autor) y
profundizar en el según su bagaje cultural. De entrada debe se r capaz de
explorar los limites de la imaginación. No una imaginación fingida o comprada,
una imaginación receptiva y adaptable , maleable, alocable, distorsionable.
Para una imaginación (o mente) lineal, cuadrada, obcecada y obtusa seria un
texto con mas confusión que difusión, algo que no busca satisfacer esa
felicidad humbertoeconiana que terminara propagando el potencial del texto sino
todo lo contrario. Necesariamente una imaginación dispuesta a elevar sus
fronteras.
La cantidad de conocimientos dentro del lector también es un
ingrediente valioso, pues se sobreentiende que si nuestro lector modelo tiene
(o ha tenido) contacto con una cantidad mayor de textos que se relacionen entre
si por los contenidos, la asimilación y posterior desdoblamiento del contenido
potencial (idea primaria surgida de nuestro autor modelo)será enteramente
disfrutable y llegaremos con ello a la tan anhelada felicidad (si, la tan
afamada felicidad humbertoeconiana).
Y finalmente, nuestro lector modelo deber aceptar el desafío
de atreverse a descubrir uno a uno todos los entresijos depositados en el
cuerpo del texto, sabedor de que reconocerá unos, desconocerá otros pero que
esta muy favorable situación le llevara a conocimiento que tal vez no
imaginaba: el contenido potencial desarrollable en la mente siniestra del autor
modelo, plan original de todo este embrollo.
Pues bien, siendo las 12:05 de la madrugada del lunes, con
una elevada cantidad de cafeína en mi cuerpo y próximo ya a caer en el
paroxismo del sueño, finalizo estas líneas donde, en mi muy particular punto de
vista, sigo la pista del posible autor/lector modelo de la genialidad que es Tlon Uqbar Orbis
Tertius.
P.D.: Tu autor ha muerto… RIP.